ASESORAMIENTO NUTRICIONAL
(Protocolo de actuación del tratamiento)
Estos
dos términos se confunden en la gran mayoría de los casos ya que se utilizan
indistintamente, en cambio, su significado es diferente.
Seguir una dieta o un
plan dietético personalizado no implica estar a régimen. Dieta es un patrón de
alimentación adaptado a las necesidades y a los gustos de cada persona. Puede
ir encaminada o no a la pérdida de peso, ya que son muchas las personas que
solo buscan es aprender a comer bien sin necesidad de variar su peso.
Conviene
que todas las personas acudan alguna vez en su vida a un dietista-nutricionista
(sola o con algún miembro de la familia) con el fin único de mejorar la
alimentación y aprender a comer bien.
El entorno
familiar:
El
apoyo de las personas de alrededor es fundamental y hemos de hacerles
partícipes de nuestro tratamiento (amigos, familiares, compañeros de trabajo…).
Además, la persona que se encarga en casa de la alimentación (realizar la
compra, planificar los menús y elaborar la comida), participa activamente en el
tratamiento. Por ello es conveniente que esta persona acuda a la consulta o esté
bien informada. Así mismo el resto de las personas con las que vive también
tienen un papel importante. Lo idóneo es que todos los miembros de la familia
se adapten a esta forma de alimentación sana y equilibrada, en las cantidades
que cada uno precise. De este modo se evitan las tentaciones al ver que las
personas de alrededor comen lo que desean en cada momento.
Cambio de
hábitos:
Estar
a dieta una temporada y luego volver a lo que se hacía anteriormente es un gran
error, sobre todo si lo que se busca es bajar peso. Lo idóneo es modificar
aquellos hábitos que no sean del todo correctos, adaptarnos poco a poco a esta
nueva forma de comer y mantenerlos para siempre. Solo de esta forma se mantiene
el peso perdido y vamos a estar perfectamente alimentados.
Por
ello, la clave de mi trabajo es el cambio de hábitos. Todas las personas que
acuden a consulta han de modificar una serie de hábitos para el alcanzar el
objetivo que se persigue. Este cambio de hábitos no se consigue en una semana
sino que se va alcanzando progresivamente marcando pequeñas metas, con la ayuda
de un buen sistema para la medición de nuevos hábitos.